Comunicado
Que nos sostenga la convicción de que en la educación se encuentra
la semilla de la esperanza: una esperanza de paz y de justicia.
Una esperanza de belleza, de bondad; una esperanza de armonía social”
Papa Francisco
Con la mirada puesta en el Señor Jesús, que nos invita a caminar juntos buscando la posibilidad de dar lo mejor de nosotros mismos, y ante el inicio de este nuevo ciclo escolar 2023-2024, nos unimos a toda la comunidad educativa, especialmente a los niños y niñas y a sus familias. El camino educativo, independientemente del grado que se cursa, dispone para seguir creciendo y desarrollándose como miembros de la sociedad que aportan un gran valor que beneficiará a todos.
“La educación es sobre todo una cuestión de amor y responsabilidad que se transmite de generación en generación”, así lo ha dicho el Papa Francisco. Junto con él, estamos convencidos que la educación se da no solo en el ámbito académico, sino también en muchos otros ámbitos, especialmente el familiar y el religioso, pues debemos aspirar a una educación integral, que promueva todas las realidades del ser humano, y que esté a la altura de las necesidades que cada persona tiene y de las exigencias de la sociedad en la que vivimos.
Como cada año, al inicio del ciclo escolar, se nos presentan nuevas áreas de oportunidad y diversos retos que hemos de afrontar juntos. Pensamos de manera especial en aquellos niños y niñas, adolescentes y jóvenes que no cuentan con los recursos necesarios para la vida diaria en algunas zonas rurales y urbanas de nuestro Estado; aquellos que, con dificultad, solo hacen una comida al día; escuelas que no cuentan con los espacios adecuados y en las que las altas temperaturas siguen representando una dificultad que exige una pronta atención; y no está de más decir que debemos seguir trabajando en el compromiso de generar mejores ambientes para el desarrollo psicosocial integral y la construcción de la paz, ante el lastre de la violencia social y familiar.
Dirigiendo nuestro pensamiento a la educación inicial, queremos señalar que las actuales discusiones y debates causados por los libros de texto gratuito, son solo una parte de todo lo que debemos considerar en torno al proceso educativo. El futuro de nuestros niños y niñas se construye cada día con mejores recursos: alimentación adecuada, ambientes sanos, fortalecimiento de las instituciones y un enriquecimiento mayor de las facultades del pensamiento, de la imaginación, de la escucha, del diálogo y de la comprensión mutua. Esperamos que todos los adultos involucrados podamos superar nuestras diferencias y barreras, enfocados en aquello que nos une: el deseo de una mejor educación para todos.
Nuestro plan de acción no debe estar marcado por la división ni la acción aislada de unos cuantos, sino por la cultura del encuentro con participación y corresponsabilidad de todos los agentes educativos: padres de familia, maestros, autoridades, asociaciones civiles y la sociedad en general.
En este sentido, es loable la acción emprendida por algunas asociaciones de padres de familia y expertos en educación que han analizado y ofrecido críticas constructivas a los nuevos libros de texto gratuitos y planes de educación, expresando su opinión y emprendiendo las acciones que consideran oportunas. De igual forma, consideramos un buen signo la autonomía que ha tenido el poder judicial para actuar conforme a lo que la ley señala en la materia. Esto nos da una enseñanza fundamental: no se pueden tomar decisiones unilaterales desde ningún poder, sino que toda decisión debe darse en un ambiente de diálogo y participación de todos los actores políticos y sociales para brindar lo mejor a nuestros niños, niñas y adolescentes. Por otro lado, es importante recordar que los valores fundamentales, más allá de los contenidos académicos, se obtienen principalmente de lo que se vive al interior de las familias.
Deseamos que la educación, como obra de misericordia espiritual, sea uno de los cimientos para la reconstrucción del tejido social y eclesial, en camino a la consolidación de la civilización del amor, que se expresa en una sociedad más justa, equilibrada, comprometida, solidaria y subsidiaria entre nosotros y en favor de la casa común.
Deseamos para toda la comunidad educativa de Monterrey y de Nuevo León, la protección de la Virgen María, que junto a San José y como Madre de Jesús, lo vio crecer “ en sabiduría, estatura y gracia, delante de Dios y de los hombres” (Lucas 2, 52).
¡Virgen Santísima del Roble, cúbrenos con tu manto!
+Rogelio Cabrera López
Arzobispo de Monterrey
S.E. Mons. Alfonso G. Miranda Guardiola
Obispo Auxiliar y Vicario General
S.E. Mons. Juan A. Pérez Talamantes
Obispo Auxiliar y Vicario General
S.E. Mons. Heriberto Cavazos Pérez
Obispo Auxiliar y Vicario General
S.E. Mons. Fr. César Garza Miranda
Obispo Auxiliar y Vicario General
S.E. Mons. José Manuel Garza Madero
Obispo Auxiliar y Vicario General
S.E. Mons. Juan Carlos Arcq Guzmán
Obispo Auxiliar y Vicario General
S.E. Mons. Carlos Alberto Santos García
Obispo Auxiliar y Vicario General
Srta. Zaira M. García Lugo
Secretaria-Canciller