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Prot. No. 209/2023
7 de Mayo de 2023

Decreto

ROGELIO CABRERA LOPEZ

POR LA GRACIA DE DIOS Y DE LA SEDE APOSTÓLICA

ARZOBISPO DE MONTERREY

A TODA LA IGLESIA QUE PEREGRINA EN MONTERREY: ¡PAZ Y BIEN!

Amados hermanos:

“Caminando juntos con la mirada puesta en Jesús”, es el lema que ha inspirado nuestro proceso de planeación pastoral, que ha sido también un camino espiritual de: “escucha de Dios, hasta escuchar con él, el clamor del pueblo; escucha del pueblo, hasta respirar en él, la voluntad a la que Dios nos llama” (Episcopalis Communio 6).

Integrar la consulta propuesta por el Sínodo de la Sinodalidad a nuestro proceso de planeación pastoral, permitió que pudieramos tomar en cuenta a muchas más personas en nuestro proceso de discernimiento. Se recurrió para este proceso de escucha a distintos medios, apropiados a las diversas edades y condiciones de los fieles, y encuentros de diálogo, escucha y discernimiento comunitario, llegando así a realizar nuestra Asamblea Eclesial Diocesana 2022 con: agentes de pastoral (laicos, vida consagrada, diáconos permanentes, presbíteros y obispos), miembros de las estructuras diocesanas (SEDECOPA, CAL, Consejo de Mujeres, Tribunal eclesiástico y Seminario) y personas de la sociedad civil (empresarios, académicos y políticos).

Agradezco a Dios por este Plan de Pastoral, cuya Primera Etapa comprende el período del 2023 al 2026 y la Segunda del 2026 al 2029, formando parte de una visión más amplia, hacia la celebración de los 500 años del Acontecimiento Guadalupano en 2031, y los 2000 años de la Redención de Jesucristo en 2033. Nos unimos, así, a lo que los obispos de Mexico hemos planteado como horizonte en nuestro Proyecto Global de Pastoral, que quiere ser una expresión de la unidad y la colegialidad entre nosotros los obispos. En dicho proyecto hemos buscado acoger dócilmente el fuego del Espíritu que nos mueve a dar cauce a nuevos ideales y sueños pastorales, siguiendo la inspiración del Concilio Vaticano II promoviendo una Iglesia en comunión (cfr. PGP 19).

Los acuerdos comunitarios a los que llegamos, por medio del discernimiento, son la base del Plan de Pastoral y se expresan en cuatro llamados de Dios, cuatro caminos sinodales, dieciséis compromisos eclesiales y cuatro indicaciones diocesanas.

En el proceso de escucha y discernimiento se pidió que el equipo de la Vicaría Episcopal de Pastoral acompañara a las comunidades, instancias y estructuras diocesanas en la puesta en práctica del Plan de Pastoral, de tal modo que se puedan realizar programas flexibles y adaptados a la realidad.

Una vez que entre en vigor el Plan de Pastoral, la Vicaría Episcopal de Pastoral, encomendada a S.E. Mons. Juan Carlos Arcq Guzmán, ofrecerá recursos y herramientas para conocer, profundizar y asumir los llamados de Dios, los caminos sinodales, los compromisos eclesiales y las indicaciones diocesanas. También presentará una metodología para planear y programar según las necesidades propias de cada comunidad, instancia y estructura diocesana.

POR EL PRESENTE DECRETO APRUEBO Y PROMULGO EL PLAN DE PASTORAL 2023-2026 DE LA ARQUIDIÓCESIS DE MONTERREY Y DISPONGO QUE SE PUBLIQUE Y SEA APLICADO EN TODA LA ARQUIDIÓCESIS.

El Plan de Pastoral entrará en vigor el día 28 de mayo del año del Señor 2023, con la Solemnidad de Pentecostés.

Por este acto, el Plan de Pastoral, además de oficial, se convierte en un signo de comunión como Iglesia particular, por lo que todas las personas e instituciones que colaboran en la pastoral de nuestra Arquidiócesis deben asumir y apoyar con espíritu eclesial, desde su propio campo de acción, la realización del objetivo general que nos hemos planteado: Vivir una decidida conversión, abiertos al Espíritu, que nos lleve a mirar y a seguir a Jesucristo Redentor, tejiendo una red evangelizadora y misionera, para colaborar en la reconstrucción del tejido social y eclesial, siendo una “Casita Sagrada” que reciba a todos en la misericordia del Padre, como lo pide la Virgen de Guadalupe.

Encomiendo este Plan de Pastoral a Nuestra Señora del Roble, patrona de Nuestra Arquidiócesis, a quien nos acogemos como hijos y peregrinos en el camino del anuncio de la alegría del Evangelio, de la fraternidad universal y de la amistad social.