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Prot. No. 731/2024
20 de Diciembre de 2024

Comunicado

A toda la Iglesia que peregrina en Monterrey, ¡la paz esté con ustedes!

Estimados hermanos:

La vocación sacerdotal es un don de Dios que el Señor regala a los jóvenes y adolescentes de nuestras comunidades para su servicio; este don de Dios, implica un proceso de discernimiento y formación, siendo todos nosotros como Iglesia sus principales promotores y formadores.

La pastoral vocacional, como responsable de organizar y promover estos procesos de discernimiento, tiene también la tarea de acompañar a los niños y adolescentes monaguillos, semilla de la vocación. Así, como pastor de esta Iglesia Arquidiocesana de Monterrey, después de haber dialogado con mi Consejo Episcopal, los miembros de la Pastoral Litúrgica y del Seminario de Monterrey, he decidido crear una Escuela Arquidiocesana de Ceremonieros y Monaguillos “Centinelas”, cuyo objetivo será formar adolescentes varones, impulsándolos a ser líderes cristianos en el servicio litúrgico, para que crezcan, humana y cristianamente y se desarrollen en el descubrimiento de su propia vocación.

La Escuela Arquidiocesana de Ceremonieros y Monaguillos “Centinelas” será una valiosa formación para aquellos que están al servicio de las ceremonias litúrgicas. Un ceremoniero debe ser debidamente versado en la Sagrada Liturgia ya que se ocupa de guiar la ejecución de los ritos según las normas de las celebraciones, su espíritu y las legítimas tradiciones (CE 34), con el objeto de que la liturgia consiga su fin espiritual.

En comunión con la Pastoral Litúrgica y el Seminario de Monterrey, la Escuela de Ceremonieros y Monaguillos buscará formar a los adolescentes en la Liturgia dentro de los salones del Seminario Menor, acompañados por seminaristas y sacerdotes de la Pastoral Vocacional, con el fin de motivarlos a contemplar la vocación sacerdotal como una opción de vida. Esta Escuela comenzará sus funciones el próximo sábado 18 de enero, instituyendo a la primera generación el 18 de diciembre del próximo año, en la fiesta de nuestra Señora del Roble, patrona de la Arquidiócesis de Monterrey (ver anexo para más información).

Siendo los alumnos menores de edad, he pedido a los formadores garantizar la seguridad de los jóvenes y adolescentes y promover su dignidad, siempre en comunión con la comisión diocesana para la Tutela de Menores y Adultos Vulnerables y Fundación El Roble, para que cumplan con las directrices diocesanas en esta materia.

Pido a mis hermanos sacerdotes que motiven a sus adolescentes monaguillos varones de sus comunidades, entre los 14 y 17 años, a formarse en esta Escuela para prepararse de una mejor manera y descubrir su vocación; pues donde hay sacerdotes, siempre habrá oportunidad de continuar con la tarea misionera y evangelizadora que Cristo nos ha confiado.

Que Nuestra Señora del Roble guíe a los formadores y a quienes se prepararán en esta nueva Escuela para que se esfuercen y realicen el trabajo correspondiente para bien de nuestra Iglesia.