Fiesta patronal Convento Capuchino San Pío de Pietraelcina
22 de septiembre de 2018
Gracias por venir a celebrar esta Eucaristía y también para hacer memoria de la vida del padre Pío.
La Palabra de Dios que acabamos de escuchar fue puesta para iluminar en que sentido san Pío es un santo, cual fue su itinerario y su camino espiritual, no hay otro camino que el que estableció Jesús que en su predicación nos decía, el que quiera seguirme que tome su cruz de cada día y renuncie a sí mismo, por eso la santidad es un camino de cruz, es un camino de unidad, porque eso significa la Cruz de Cristo, aceptar, estar por debajo.
Dirá San Pablo, Cristo se humillo a sí mismo, tomando la figura de un siervo, quiso ser el último de todos, ese es el camino de la santidad, un camino difícil para todo ser humano, siempre complicado, hemos oído al profeta Isaías, hablar en que consiste la gloria de una persona, normalmente creemos que es más importante el que sabe, el poderoso, el rico.
Así establecemos categorías de personas de mayor a menor importancia, pero dice el profeta, “el que se gloria que se gloria en el Señor”, la única presunción es la de rendirle honor a Dios.
Porque la soberbia, la presunción, siempre va en detrimento, en daño de los demás, el que se cree superior humilla al inferior, el que sabe mucho desprecia al ignorante, el que es poderoso quiere brillar por su fuerza.
El camino de santidad, camino de humildad, camino de sufrimiento, lo hace aquel que descubre, el único que merece la gloria es el Señor.
Porque detrás de la soberbia, hay un sufrimiento que es peor, aquel que piensa que es único, tarde o temprano queda frustrado, porque nada de lo que pasa en la vida puede llenar nuestro vacío, como lo explicaba san Agustín, el vacío del hombre solamente se llena cuando permite que Dios entre a formar parte de su vida.
Hoy escuchamos en el Evangelio esa plegaria de Jesús, te doy gracias porque estas cosas no las han revelado a la gente inteligente sino a los sencillos, así te ha parecido bien.
Eso es lo que vivió el padre Pío, un camino de humildad y humillación. Porque la humildad no llega de modo automático hay que pasar por la humillación.
El Señor nos purifica y nos cura, nos hace pasar por la humillación y el padre Pío no fue una excepción, lean su biografía, nunca tuvo un aplauso o aprobación, frecuentemente era llamado a cuentas, porque uno es humilde cuando lo humillan y aceptar el camino de la humillación nunca es uno fácilmente feliz.
Hoy queremos imitar al padre Pío, imitar a San Francisco, más aun, imitar a Cristo, los santos se parecen a Jesús, pero el único parecido correcto es parecerse al crucificado.
Hoy celebramos 100 años de los estigmas, el Señor le puso los estigmas al padre Pío, estos no fueron ocasión de presumir, fueron el dolor de Cristo, si uno, con una uña que le duele se acaba el mundo, cómo será el dolor de una herida que no sana.
Toda la vida tratar de mirar a Jesús para poder aceptar el sufrimiento, estamos muy contentos de celebrar al padre Pío, pero también es bueno que lo imitemos aunque sea un poquito, ni ustedes ni yo podemos tener esa altura de santidad, pero nos hace mucho bien.
cuáles son los fines de nuestra vida, cuando uno piense en el final se humilla y pide perdón a Dios y a los que lo rodean.
Porque la soberbia nos aparta de Cristo y de los hermanos y nos hace muchos daños en nuestro corazón. Sigamos buscando la felicidad para encontrar la única gloria que le pertenece al hombre, la gloria de Dios.
Dios presume de nosotros aunque valgamos poco, aunque pequemos mucho, aunque no estemos a la altura de sus sueños, somos la gloria de Dios, pero el necesita ser la gloria nuestra.
El que se gloria que se gloríe en el Señor, que Dios los bendiga.