Por Juan Pablo Vázquez Rodríguez
Monterrey, N.L. (www.pastoralsiglo21.org).- 01 de agosto 2020
A la Iglesia que Peregrina en Managua, a su pastor Leopoldo José Card. Brenes Solórzano, a sus fieles y al clero arquidiocesano, del hermano pueblo de Nicaragua, gracia y paz en Jesucristo nuestra Esperanza.
Compartimos el sufrimiento y el malestar que han pasado el día de ayer ante el atentado perpetuado que destruyó el sagrario y la imagen de la sangre de Cristo en la Catedral de Managua, acción deplorable que se suma, a muchas otras llevadas a cabo contra templos y sacerdotes en esta hermana nación. El ambiente de violencia, especialmente contra la Iglesia, es un clamor que fuertemente se levanta, pidiendo justicia y paz para todo el pueblo.
El Episcopado Mexicano se une fuertemente con ustedes, se solidariza y se hace cercano a través de la oración y de la Eucaristía, implorando al Señor Jesús el Príncipe de la Paz, para que vuelva la armonía y la paz a su comunidad eclesial, herida dolorosamente en su piedad y en su fe.
Nuestra vida está en las manos de Dios, y nuestra fe actúa confiando siempre en el Señor, para denunciar el mal y soportarlo, pues, como dice el apóstol: ¿Quién podrá separarnos del amor de Cristo? ¿Las tribulaciones, las angustias, la persecución, el hambre, la desnudez, los peligros, la espada? (cfr. Rm 8,35-39).
Imploramos a la Santísima Virgen de Guadalupe, Emperatriz de América, su maternal intercesión sobre esta Iglesia particular de Managua y sobre todo su pueblo, que sufren con dolor e impotencia este agravio a la fe de sus creyentes, y que la Sangre de Cristo, Nuestro Señor, los sostenga firmes, con esperanza y fortaleza.
✠ Rogelio Cabrera López
Arzobispo de Monterrey
Presidente de la CEM
✠ Alfonso G. Miranda Guardiola
Obispo Auxiliar de Monterrey
Secretario General de la CEM