Ciudad del Vaticano (www.pastoralsiglo21.org) 14 de marzo del 2018.- En un reciente reporte de la organización no gubernamental Save the Children, se reflejan cifras alarmantes sobre la situación que vive Siria desde que estalló la guerra: cada día mueren en promedio 37 civiles.
Desde principios de 2018 hasta mediados de febrero, sólo en la zona oriental de Ghouta, han muerto más de 600 personas y más de 2000 resultaron heridas.
En la misma área, más de 60 escuelas han sido destruidas o dañadas por los bombardeos. Cada dos días, una ambulancia es atacada y cada tres, un trabajador de salud resulta herido o asesinado. Solo en febrero, 24 instalaciones de salud se vieron afectadas por las bombas que continúan causando destrozos, especialmente la interrupción de servicios sanitarios destinados a la atención médica.
Más de dos millones de personas, la mitad de las cuales son niños, continúan viviendo en zonas aisladas y asediadas, sin la posibilidad de recibir ayuda humanitaria, pues se prohíbe el acceso. Más de dos millones de personas que viven en áreas de conflicto de difícil acceso, no han recibido ningún tipo de cargamento con ayuda durante 2017.
El informe revela también que el número de niños desnutridos continúa creciendo, mientras que los pocos médicos que quedan en el país se ven obligados a operar en condiciones extremadamente difíciles, reutilizando material que debería ser desechable.
Si no es posible acceder a lo más básico, lo impensable pasa en el aspecto educativo, interrumpiendo el aprendizaje en una generación completa de niños.
Más de un tercio de los estudiantes de entre 9 y 11 años, ha mostrado una capacidad de lectura árabe inferior a la que se esperaría, por ejemplo, de un niño de cinco o seis años.
Algunos ni era ni siquiera capaz de reconocer las letras del abecedario.
Lo más desgarrador es lo que puede verse hacia donde se detenga la mirada en una zona tan devastada como esta. RD
Con información de Save the Children