Concepción Cabrera
8 de diciembre de 1862 – 3 de marzo de 1937
La Venerable Sierva de Dios Concepción Cabrera, fue una laica, mística y apóstol mexicana, completamente identificada con Cristo Sacerdote y Víctima, sin haber abandonado nunca su entorno familiar y social. Mujer multifacética, pues fue hija, hermana, novia, esposa, madre, viuda, abuela, escritora mística, fundadora, que vino a recodarle al mundo el Evangelio de la Cruz.
Concepción Cabrera, nació el 8 de diciembre de 1862, en la ciudad de San Luis Potosí, México. Hija de los Sres. Octaviano Cabrera Lacavex y Clara Arias Rivera, hacendados con un profundo espíritu cristiano. Educada en su casa, siguiendo la tradición de aquellos años del siglo XIX. Conchita, como era llamada cariñosamente por sus familiares y amigos, era feliz jugando en las haciendas de sus papás, en medio del campo y de los riachuelos. Le gustaba la música y andar a caballo, siendo una de las pocas que podían montar a los menos domesticados. Creció muy unida a Jesús Eucaristía, con quien sentía una confianza especial. Solía tumbarse en el suelo, mientras contemplaba la huella de Dios en el cielo.
En una de las fiestas que se organizaban en la Lonja, conoció a quien sería el amor de su vida, es decir, a Francisco Armida García, un joven de Monterrey; con quien contrajo matrimonio, después de varios años de noviazgo, el 8 de noviembre de 1884. De aquella unión nacieron 9 hijos, a quienes les dedicó su vida con alegría y especial atención.
A partir del año de 1894, se fue clarificando el papel que tendría como inspiradora y fundadora de las cinco Obras de la Cruz: Apostolado de la Cruz (1894), las Religiosas de la Cruz del Sagrado Corazón de Jesús (1897), la Alianza de Amor con el Sagrado Corazón de Jesús (1909) y la Fraternidad de Cristo Sacerdote (1912), la Congregación de los Misioneros del Espíritu Santo (1914). Lo anterior, en medio de sus labores, como esposa y madre de familia, llena de compromisos y visitas.
Un hecho que marcó su itinerario espiritual, fue la visión que tuvo de la Cruz del Apostolado, mientras oraba en el Templo de la Compañía de Jesús en San Luis Potosí. Poco a poco, el Señor fue llamándola, hasta conquistar su interior, compartiéndole sus mismos sentimientos. Tuvo que enfrentarse a la incomprensión, pues no todos entendían, cómo era posible que una mujer casada, fuera mística y fundadora, sin embargo, con la ayuda de la gracia, confirmada por sus directores espirituales, dio cabal cumplimiento a la misión que Dios le encomendó.
Conchita aprendió a confiar en Dios, dejándose hacer y deshacer por el Espíritu Santo, siguiendo el ejemplo de la Santísima Virgen María. Nunca se dejó vencer por el miedo o el desaliento.
Una vez fundadas las cinco Obras de la Cruz, Conchita siguió adelante en medio de sus asuntos familiares, jugándosela por la extensión del reinado del Espíritu Santo. En más de una ocasión, por orden de la Santa Sede, fue examinada por importantes teólogos, cuya valoración fue siempre positiva.
Ante la falta de libertad religiosa en la República Mexicana, sobre todo, durante el gobierno del Presidente Plutarco Elías Calles, abrió las puertas de su casa para refugiar a varios sacerdotes que estaban siendo injustamente perseguidos. Entre ellos, destaca Mons. Ramón Ibarra y González, primer Arzobispo de Puebla, quien, a su vez, era el gran amigo y protector de las Obras de la Cruz.
Adelantándose al Concilio Vaticano II, demostró que los laicos tenían un lugar importante en la vida de la Iglesia, a partir de la vivencia del sacerdocio bautismal. Murió el 3 de marzo de 1937 en la Ciudad de México. El lema que marcó su vida y misión apostólica fue: “Jesús, salvador de los hombres, ¡sálvalos!”.
En el año de 1999 fue declarada “Venerable” por su S.S. Juan Pablo II; y el 8 de junio de 2018 el Papa Francisco autorizó promulgar el Decreto del milagro atribuido a la intercesión de la Venerable Sierva de Dios Concepción Cabrera. La fecha en que se realizará la ceremonia de beatificación será el próximo 4 de mayo del 2019, en la Basílica de nuestra Señora de Guadalupe, de la Ciudad de México a las 12 horas.
P. Ángel Candia Contreras, M.Sp.S.