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Monterrey, N.L. (www.pastoralsiglo21.org) 12 de abril 2017. Los sacerdotes de la Arquidiócesis de Monterrey renovaron las promesas sacerdotales ante el Arzobispo de Monterrey y sus Obispos Auxiliares en la Misa Crismal en la Basílica de Guadalupe.
Previo a la celebración eucarística, los integrantes del presbiterio tuvieron durante la mañana un retiro espiritual, en la Parroquia de San Felipe de Jesús, desde la cual posteriormente peregrinaron a la Basílica de Guadalupe para la celebración de la Santa Misa.
Durante la homilía, Mons. Rogelio invitó a los sacerdotes a seguir siempre la Palabra de Dios como su guía y modelo de vida sacerdotal.
“Estimados sacerdotes aquí tenemos el modelo para nuestro sacerdocio, como se ejerce siempre bajo el mandato de la Palabra de Dios, durante estos domingos les he pedido leer el prólogo del Evangelio de San Juan para recordar siempre que la Palabra de Dios es creadora, es vida y luz, que la Palabra de Dios es liberadora, que la Palabra de Dios genera hijos, que la Palabra de Dios se hace carne, que la Palabra de Dios la misma que esta junto al Padre esa también con nosotros los hombres”.
Además, el Arzobispo explicó a los presentes el sentido de cada uno de los santos oleos.
“El óleo de los catecúmeno nos dice que la vida es exigente y que la conversión no es solo un sentimiento vago, sino una puesta de la voluntad nuestra en la voluntad de Dios, por eso bendecimos el óleo de los catecúmenos que recuerda el itinerario espiritual de los bautizados que saben que con la Palabra de Dios con la escucha frecuente se puede tener conversión, no hay conversión y cambio de vida sino es escuchando la Palabra de Dios, es la única que puede mover los corazones hacia el bien”.
“También vamos a consagrar el crisma, el óleo de la alegría, ya saben que al aceite de oliva le agregamos alguna esencias de perfume para indicar la fiesta de la Iglesia, la fiesta y la alegría de pertenecerle a Dios, es el óleo de la alegría de la consagración del día de nuestro bautismo, del día de nuestra confirmación, del día de nuestra ordenación sacerdotal”.
“Pero también vamos a bendecir el óleo de los enfermos que nos pone frente a la verdad de Cristo, el que es omega, pero es alfa y que ustedes y yo hermanos y hermanas debemos también siempre entender, nuestra vida se proyecta la eternidad, el óleo de los enfermos nos anuncia nuestra muerte, pero no la muerte definitiva, sino la muerte que nos permite dar el paso al cielo”.
Antes de dar la bendición final, el Arzobispo felicitó y agradeció a todos los sacerdotes por el día de la institución del sacerdocio que se conmemora el Jueves Santo.
Por. Juan Pablo Vázquez Rodríguez