Con motivo de la 51 Jornada Mundial de la Comunicación, que se llevó a cabo el 28 de mayo, en la Solemnidad de la Ascensión del Señor. El Santo Padre alentó a todos los comunicadores.
Exhortándolos a una comunicación constructiva, rechazando los prejuicios contra los demás y fomentando una cultura que ayude a mirar la realidad con actitud de confianza. “Creo que es necesario romper el círculo vicioso de la angustia y frenar la espiral del miedo, fruto de esa costumbre de centrarse en las malas noticias (guerras, terrorismo, escándalos y cualquier tipo de frustración en el acontecer humano)”.
La intención del Papa Francisco, es animar a través de este mensaje y dejar en claro que no se trata de hacer a un lado la información negativa e ignorar el drama del sufrimiento, ni mucho menos caer en un optimismo ingenuo.
“Quisiera, por el contrario, que todos tratemos de superar ese sentimiento de disgusto y de resignación que con frecuencia se apodera de nosotros, arrojándonos en la apatía, generando miedos o dándonos la impresión de que no se puede frenar el mal”.
De tal manera que, invitó a todos a difundir más buenas noticias, sin dejar todo el protagonismo a sucesos negativos.
La buena noticia
“La vida del hombre no es sólo una crónica aséptica de acontecimientos, sino que todo depende de la mirada con la cual es percibida. Para los cristianos, las lentes que nos permiten descifrar la realidad no pueden ser otras que las de la buena noticia, partiendo de la Buena Nueva por excelencia: el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios”.
“Esta buena noticia, que es Jesús mismo, no es buena porque esté exenta de sufrimiento, sino porque contempla el sufrimiento en una perspectiva más amplia, como parte integrante de su amor por el Padre y por la humanidad. En Cristo, Dios se ha hecho solidario con cualquier situación humana, revelándonos que no estamos solos, porque tenemos un Padre que nunca olvida a sus hijos. No temas, que yo estoy contigo”.
La confianza en la semilla del Reino
“Para iniciar a sus discípulos y a la multitud en esta mentalidad evangélica, Jesús recurría a las parábolas, en las que el Reino de Dios se compara, a menudo, con la semilla que desata su fuerza vital justo cuando muere en la tierra”.
El Papa Francisco recordó que Jesús se comunicaba a través de las metáforas, dando a cada quien la completa libertad de discernir entre lo bueno y lo malo.
“El Reino de Dios está ya entre nosotros, como una semilla oculta a una mirada superficial y cuyo crecimiento tiene lugar en el silencio. Quien tiene los ojos límpidos por la gracia del Espíritu Santo lo ve brotar y no deja que la cizaña, que siempre está presente, le robe la alegría del Reino”.
Los horizontes del Espíritu
“Por medio de la fuerza del Espíritu Santo podemos ser testigos y comunicadores de una humanidad nueva, redimida, hasta los confines de la tierra”.
“La confianza en la semilla del Reino de Dios y en la lógica de la Pascua configura también nuestra manera de comunicar. Esa confianza nos hace capaces de trabajar en las múltiples formas en que se lleva a cabo hoy la comunicación con la convicción de que es posible descubrir e iluminar la buena noticia presente en la realidad de cada historia y en el rostro de cada persona”.
“La esperanza es la más humilde de las virtudes, porque permanece escondida en los pliegues de la vida, pero es similar a la levadura que hace fermentar toda la masa. Nosotros la alimentamos leyendo de nuevo la Buena Nueva”.