La noche de este martes 9 de mayo, se llevó a cabo la Santa Misa, de inicio de ministerio del padre Rogelio Narváez Martínez, en la comunidad parroquial del Inmaculado Corazón de María.
El padre Rogelio, inicia esta encomienda dada por el Arzobispo de Monterrey, Mons. Rogelio Cabrera López, después de haber servido durante 6 años a la Iglesia de México, como secretario de la Dimensión Episcopal para la Pastoral Social.
El Arzobispo de Monterrey, en su homilía, agradeció, en un primer momento, al padre Guadalupe Olivares, (quien no se encuentra a presente por temas de salud) por su entrega y servicio en esta comunidad del Inmaculado Corazón de María.
Posteriormente, Mons. Rogelio resaltó en su mensaje la importancia de cuidar los tres tesoros de la Iglesia: La Palabra de Dios, La Eucaristía y los más pobres.
Además, Mons. Cabrera López resaltó dos aspectos fundamentales a vivir en toda comunidad parroquial.
“En este día acabamos de oír la Palabra del Señor, de la que no puedo dejar de comentar dos cosas, la primera dice el Señor, <<la paz les doy, la paz les dejo>>, les doy la paz no como la da el mundo, eso es una parroquia, una comunidad de paz, unida, aprendiendo a perdonarnos y a convivir, sino como le llevamos el mensaje a los que no vienen a la parroquia”.
“La comunidad se construye en la humildad, en la carta a los Filipenses nos dice <<tengan siempre al hermano al prójimo como superior a ti mismo>>, lo contrario del mundo, siempre pretendemos y luchamos por ser más que otros”.
Antes de finalizar la Santa Misa, el padre Rogelio, dirigió un mensaje a su nueva comunidad, dentro del cual manifestó su compromiso de vivir el Plan de Pastoral y agradeció al Arzobispo por encomendarle esta parroquia.
“Señor Arzobispo, me comprometo, en toda mi libertad, a vivir conforme al Plan de Pastoral Orgánica de nuestra Arquidiócesis. Gracias por enviarme a este remanso, lo necesitaba, gracias por pensar en mí”.
“Hermanos, yo debo de preocuparme por su salvación, si tú no te salvas yo no voy a salvarme, el Pastor me va a reclamar un día”.
Finalmente, concluyó el nuevo párroco: “Inmaculado corazón de María, sed Vos la salvación del alma mía”.