7 de octubre de 1924 – 23 de febrero 2017
Mons. Alfonso de Jesús Hinojosa Berrones fue llamado el día de hoy a la Casa del Padre.
Nació el día 7 de octubre de 1924 en Monterrey, N.L. Hijo de Emilio Hinojosa y Guadalupe Berrones. Cursó sus estudios en el Seminario de Monterrey y en Roma, Italia donde obtuvo el Doctorado.
Fue ordenado Sacerdote el 9 de octubre de 1949, a los 25 años de edad, y consagrado Obispo de la Diócesis de Ciudad Victoria el 5 de abril de 1974, en donde desempeñó su ministerio hasta 1985. Posteriormente, S.S. Juan Pablo II lo nombró Obispo auxiliar de Monterrey, el 31 de mayo de 1985, cargó que desempeñó hasta el día que cumplió los 75 años de edad, momento en que el Derecho Canónico pide a los Obispos renunciar a sus cargos. Desde ese momento, Mons. Hinojosa se convirtió en Obispo Auxiliar Emérito.
Antes de ser ordenado Obispo, realizó estudios de Teología Dogmática en Roma. Ejerció su ministerio sacerdotal por varios años en el Seminario de Monterrey, en donde fue Formador, Director Espiritual y Maestro de Teología. Muchos Sacerdotes nos hablan del gran cariño que Don Alfonso ha mostrado siempre por el Seminario. Asimismo, en sus días libres, colaboraba en algunas comunidades, particularmente en San Ignacio de Loyola, donde algunos fieles le recuerdan llegar a la Santa Misa en su carro compacto VW, poco conocido en aquellos años.
Mons. Ponchito, llamado así, cariñosamente, por los Sacerdotes y fieles, ha sido un verdadero Pastor de Almas, que evangelizó, oró y principalmente amó al rebaño que le fue encomendado, siempre cercano a sus fieles, a los Sacerdotes y a sus hermanos en el Episcopado.
Podemos resaltar muchas virtudes de nuestro querido Obispo auxiliar emérito, entre ellas sobresale su gran amor a la Santísima Virgen María. Sin embargo, no podemos dejar de admirar su humildad y sencillez, reconociendo sus virtudes y dones que, sabiendo que vienen de Dios y son recibidos inmerecidamente, los ha puso siempre al servicio de los más necesitados.
Mons. Hinojosa vivió con fe, alegría y gratitud 67 años de vida sacerdotal. Es testimonio de un sacerdocio feliz, siempre lo demostró con su buen humor, en su sencillez, entusiasmo y entrega generosa. Aun durante su enfermedad siguió visitando comunidades parroquiales, el seminario y a sus amigos.
En la última etapa de su vida su fuerza física fue minada, pero no por ello se quejó y dejó de ejercer su sacerdocio en la enfermedad, asemejándose a Cristo sufriente. Los últimos años de su vida vivió en la Casa Sacerdotal, todos los días, disfrutaba de la celebración del Santo Sacrificio, el cual amó profundamente y reconoció como fuente y culmen de su ministerio.
La gracia de Dios, derramada a través de la vocación de Monseñor Alfonso Hinojosa no se puede medir; tal vez no existan las necesarias palabras para poder expresar todas las bendiciones derramadas por medio de su ministerio, pero sí las suficientes para elevar una oración a Dios agradeciéndole su amor para con su pueblo, a quien ha bendecido por medio de un sucesor de los apóstoles.
Por. Juan Pablo Vázquez Rodríguez