Monterrey, N. L. (www.pastoralsiglo21.org) 19 de marzo del 2017.- Durante la rueda de prensa dominical, Mons. Rogelio Cabrera López, Arzobispo de Monterrey, dijo que los niños que viven dentro de la cárcel imprimen en ese espacio una alegría que nadie puede imaginar, no solo para las mamás, sino para todas las mujeres, porque todas las que están ahí comparten la alegría de ser madres.
“Yo sé lo desgarrador que es para las mamás cuando cumplen los tres años y tienen que llevarse a sus hijos, es un dolor que nadie puede imaginar”, dijo y agregó que las madres tienen derecho a tener a sus hijos ahí.
“A nosotros siempre nos preocupa porque la relación madre e hijo es muy difícil de suplantar o de buscar otra solución. Nadie tiene la solución, los psicólogos dicen que no es bueno una permanencia más prolongada, pero al mismo tiempo, la ruptura del amor materno también trae complicaciones para estos niños y estas niñas”.
Expresó que quienes gobiernan deben proveer lo necesario para darles un desarrollo humano y espiritual de acuerdo a sus edades durante su estancia en el penal, pues los niños tienen grandes necesidades fundamentales de una buena alimentación, ropa y educadores competentes.
Ya el mismo espacio es reducido para las mujeres y lo es de modo natural para los niños. Espero que pronto haya un lugar propio para el Cereso de mujeres. He oído, aunque no tengo ningún dato fehaciente, que ya se está tratando de encontrar una solución para atender bien a las mujeres que están en el Cereso. Si hay un espacio más grande, los niños tendrán más espacio para jugar. La cárcel de mujeres es muy reducida, el patio es muy pequeño, pero si son trasladados a un lugar mejor, a un lugar más amplio con jardín, los niños también podrán sobrevivir a esta situación con mayor eficacia.
DESAPARICIONES
Mons. Rogelio dijo a pregunta expresa que no puede haber desapariciones de personas y que no se dé una solución o una respuesta para las familias.
“Creo que esa es una deuda que los gobiernos en todos los niveles tienen con la sociedad. Si se da un problema, tiene que resolverse. Hay cosas del pasado que no han encontrado respuesta y que los ciudadanos tienen razón y derecho a que se les dé una solución”.
“El tema de los desaparecidos sigue siendo un nubarrón en los últimos 10 años de la historia en México”.
Por Rocío Díaz