El pasado sábado 18 de enero, se llevó a cabo en la la Parroquia y Santuario Sagrado Corazón de Jesús una reunión de los Misioneros Digitales de la Arquidiócesis de Monterrey, donde ademàs de una noche de adoración y reconciliación en torno al Jubileo de la Esperanza mantuvieron un encuentro con el Arzobispo de Monterrey.
Monseñor Rogelio, dirigiò su mensaje a los misioneros digiales en torno a la realidad social que vivimos en torno a los avances tecnologícos y de comunicación.
“Ustedes a través de las redes sociales que las transitan todos los días saben que hoy lo más complicado es el equilibrio emocional, encontrarle sentido a la vida, tener un motivo grande para vivir, contra toda esperanza”.
“La virtud de la esperanza es un regalo de Dios, que el Papa dice: la esperanza no defrauda, tomada del apóstol Pablo, pero el apóstol, a la virtud teologal, es decir, al regalo de dios, le agrego también la aceptación humana, porque la esperanza es algo que también hay que cultivar”, añadió.
El Arzobispo, compartió además, como se vive el proceso de la virtud de la esperanza.
“La esperanza es un fruto de un camino muy complejo para todo ser humano y que parte desde la tribulación y el sufrimiento, el que no ha conocido el sufrimiento, el que no lo ha dirigido no puede llegar a tener la esperanza, porque la tribulación engendra la paciencia, y la esperanza tiene esa característica, la esperanza tiene esa característica la paciencia.
“Ustedes que son de la era digital acostumbrados a la rapidez, a salir primero que otros, el cultivar la paciencia no es sencillo en este momento, en esta era digital, tal vez nosotros, lo que somos pre-diluvianos, nos resulta familiar, porque estuvimos acostumbrados al caminar lento de la historia”.
Finalmente, apuntó: “La paciencia no es hoy una virtud social, pero ahí está la esperanza que tiene una gran dosis de paciencia histórica, hoy las cosas no van a cambiar, los cambios digitales solo son para las tecnologías, la gente no cambia al ritmo de lo digital, los seres humanos tardamos, por eso quería poner este antecedente de cómo la esperanza, que es virtud teologal, también hay que cultivarla. Y ustedes tienen que ser cultivadores de la esperanza, es decir, de la paciencia”.