Fiesta Patronal Parroquia – Santuario Nuestra Señora de Fátima – 13 de mayo de 2013
Estimados hermanas y hermanos, hoy es un día memorable, un día de fiesta para la Iglesia Universal, un día de fiesta para nuestra Iglesia Diocesana y también para esta Parroquia – Santuario. Hoy celebramos el cariño de María, celebramos su maternidad, celebramos sus cuidados hacia la humanidad.
Escuchamos en la Palabra de Dios dos razones de esperanza: estaba María junto a la Cruz de Jesús, y también lo que el Señor le reveló a san Juan “he aquí que hago nuevas todas las cosas”. Esas dos verdades animan a la Iglesia a celebrar a la Virgen María, ella que comparte el misterio de la cruz de Cristo, es decir, ella también carga con la cruz de Cristo y al mismo tiempo con la cruz de toda la humanidad, pero siempre en un horizonte de esperanza, “he aquí que hago nuevas todas las cosas”, “un cielo nuevo, una tierra nueva”, dos realidades que son inseparables: la cruz y la Resurrección, la cruz y una vida nueva, la cruz y un mundo siempre nuevo, un cielo nuevo y una tierra nueva. La Virgen María quiso aparecerse en aquella cueva de Iría, para ella un ambiente muy familiar, en Nazaret su casa era una cueva, como consta históricamente, también evoca aquellos pastores a quienes fue revelado el misterio del nacimiento de Cristo. El acontecimiento de Fátima es siempre un acontecimiento evangélico, es decir, hunde sus raíces en las cosas más bellas del Evangelio, el nacimiento de Cristo y el anuncio de la Buena Noticia a los pastores. Fíjense cómo el Señor escoge siempre a los más pequeños para dar las noticias más importantes, lo hizo en el Tepeyac con Juan Diego, lo hace con estos tres niños en Fátima, porque recordar Fátima es recordar Belén, es recordar Nazaret, es recordar Jerusalén.
Toda la historia de la salvación queda entrelazada en el misterio de Fátima, y fíjense algo muy bello: la Virgen habló en secreto, reveló tres secretos. ¿A quién se le habla en secreto? Al que se le habla en la intimidad, en la cordialidad, en la cercanía, en la dulzura del hogar. Los secretos de Fátima no son enigmas que hay que resolver, son palabras que dice quien ama, en el secreto del hogar, en la intimidad de la casa y del cariño, esto es lo que hizo María a través de los tres niños pastores. Y ¿cuáles son esos secretos, esas palabras dichas en intimidad que después de hacen noticia publica para todos los fieles y para todo el mundo? Especialmente cuatro cosas.
La oración, primer secreto, es la receta perfecta, ¿queremos un mundo nuevo, anhelamos un mundo en paz, queremos unidad en nuestros hogares y unión entre los pueblos? Oración, y como siempre los secretos dan recetas muy sencillas, tenemos el santo Rosario, que alguno ha dicho “es la Biblia del pueblo”, ahí tenemos y contemplamos todos los misterios de nuestra salvación.
Conversión y penitencia, segundo secreto, volver nuestra mirada a Jesucristo, es el secreto de Fátima: “miren al que traspasaron”, miren a Jesús, en Él está la luz, Él es la Palabra, Él es la vida; volver la mirada a Jesús, pero la conversión lleva a aparejar otra realidad, la penitencia. Dice la Biblia “penitencia, penitencia, penitencia”, porque a Dios se le mira en la pequeñez de la vida, en la humildad, en la renuncia. ¿Qué dijo Jesús a sus discípulos? “El que quiera seguirme renuncie a sí mismo, tome la cruz de cada día y sígueme”. Que importante es la penitencia, ponerte límites, saber que lo único e ilimitado es el amor de Dios, que todo lo que nos rodea, las cosas, las comodidades, los placeres, requieren un límite, austeridad, vida sacrificada. María escuchó este consejo de Jesús cuando dice “estos demonios no salen si no es con oración y ayuno”. Vivimos este mundo lleno de comodidades que nos agradan, ya no hay tiempo para el sacrificio, todos tratamos de eludir aquello que nos pone un límite, pero la Virgen nos dice cuál es el secreto de la paz y de la armonía: “penitencia, penitencia, penitencia”
El tercer secreto: la libertad. El mensaje de Fátima fue una defensa de la libertad humana contra todo sistema político que trata de eliminar la presencia de Dios en la vida de los ciudadanos, llámese como se llame cualquier sistema, la libertad frente al ateísmo militante de querer extirpar del corazón humano la fe en Dios. Qué importante es esta libertad en la cual todos los seres humanos, no sólo los creyentes, estamos llamados a afrontar. En Fátima la Virgen anunció los dolores de la Iglesia, la persecución del nombre de Jesús, pero siempre para llamar a la humanidad a mantener viva la libertad, porque la libertad de creer, la libertad religiosa, decía el papa san Juan Pablo II, es la piedra angular en todos los derechos humanos y de todas las libertades,
La Virgen María en Fátima, a través de los niños pastores, nos han revelado estos secretos, estas fórmulas para vivir en paz: oración, conversión y penitencia, y libertad en la fe. Que Dios bendiga a nuestra Iglesia de Monterrey, a esta comunidad parroquial y Santuario de Fátima, para que los secretos de Fátima lleguen a nuestro corazón. Las revelaciones que la Virgen María con símbolos, con un lenguaje cifrado le reveló, la Iglesia lo ha entendido; yo les recomiendo que lean la interpretación muy acertada que el Papa Benedicto hizo acerca de las revelaciones de Fátima. Hermanas y hermanos, con gozo y alegría celebremos a nuestra Madre, ella estuvo junto a la cruz, y en la cruz inicio su maternidad, Jesús le da una misión “ahí está tu hijo”, y al discípulo también le da una misión “ahí está tu madre”. La Virgen María nos pone siempre junto a la cruz de Jesús, el signo del amor y la vida, pero también todos tenemos esperanza de un mundo mejor, “de un cielo nuevo y una tierra nueva”, promesa del Señor: “he aquí que hago nuevas todas las cosas”, Él quiere comenzar contigo, renovar tu interior, el mundo no será distinto si nosotros no somos distintos. Que Dios nos bendiga y vamos a poner todo lo que está de nuestra parte para escuchar estos secretos y sobre todo para vivirlos.