El pasado 2 de febrero, la Arquidiócesis de Monterrey celebró con fervor y alegría la Jornada de la Vida Consagrada, una fecha significativa en el calendario litúrgico que, además de conmemorar la Fiesta de la Presentación del Señor, rinde homenaje a aquellos hombres y mujeres que han decidido consagrar su vida al servicio de Dios y de la Iglesia.
La celebración de esta jornada fue acompañada por momentos de oración, cantos y una procesión con danzas, cantos y oraciones, partiendo del Santuario del Sagrado Corazón de Jesús en el Centro de Monterrey rumbo a la Basílica de Guadalupe.
La celebración fue presidida por el Arzobispo de Monterrey, Mons. Rogelio Cabrera López, donde agradeció a los consagrados su entrega y testimonio de amor a Dios. En la Santa Misa se dieron cita numerosos consagrados, religiosos, laicos y familias, para rendir homenaje a las comunidades y personas que, con su testimonio de vida, enriquecen la Iglesia local.
En diversas parroquias de la ciudad, los consagrados también fueron reconocidos con celebraciones y encuentros de fraternidad, en los que se compartió la alegría de vivir una vocación que busca la santificación personal y el bien común.
Para los miembros de la vida consagrada, este día representa una oportunidad para renovar su compromiso con Dios y con la Iglesia, reafirmando el sentido profundo de su vocación. La jornada también se convierte en un recordatorio de la necesidad de orar y apoyar a los que siguen este llamado, quienes, con su dedicación, fortalecen el testimonio cristiano en el mundo.
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