En un emotivo acto de fe y unidad, la Arquidiócesis de Monterrey dio inicio al Año Jubilar de la Esperanza con una peregrinación que recorrió las calles del centro de la ciudad. Los fieles caminaron desde la Iglesia y Santuario del Sagrado Corazón de Jesús hasta la Catedral Metropolitana, donde el Arzobispo de Monterrey, Mons. Rogelio Cabrera López, presidió una solemne misa para marcar el comienzo de este tiempo especial de gracia y reflexión.
La procesión, que reunió a cientos de personas, incluyó la participación destacada de seminaristas, novicios de los Padres Legionarios de Cristo, religiosas, sacerdotes, diáconos, canónigos, vicarios episcopales y obispos auxiliares. Al llegar a la Catedral, los asistentes fueron recibidos con el canto jubiloso de un coro y el repique de campanas, en un ambiente de profunda devoción.
En su homilía, Mons. Cabrera López agradeció la presencia de los fieles y reflexionó sobre el significado de la esperanza, tomando como referencia las palabras del apóstol San Pablo: “La esperanza no defrauda.” Destacó que esta virtud ha guiado a la Iglesia a lo largo de los siglos, al igual que acompañó al pueblo de Israel y a la Sagrada Familia de Nazaret en su caminar.
Una Iglesia que camina con esperanza
El Arzobispo recordó que el camino de Cristo, especialmente su Vía Crucis, es la referencia central para el caminar de la humanidad. Reconoció las dificultades de la vida cotidiana, pero exhortó a los presentes a seguir adelante con esperanza, confiando en las palabras de Jesús en el Evangelio de San Juan: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.”
Un llamado a vivir como la Sagrada Familia de Nazaret
En el contexto de la Fiesta de la Sagrada Familia, Mons. Cabrera López invitó a los fieles a imitar tres rasgos fundamentales de Nazaret, según la reflexión del Papa San Pablo VI:
“El Año Jubilar nos invita a convertir nuestra Iglesia en otro Nazaret, un espacio donde vivamos de forma extraordinaria en el camino ordinario”, afirmó el Arzobispo. También subrayó que la esperanza no solo sostiene la fe, sino que impulsa la caridad, elemento esencial de la vida cristiana.
Un tiempo de renovación espiritual
La celebración concluyó con una invitación a toda la comunidad católica de Monterrey a participar activamente en las actividades del Año Jubilar. Este tiempo especial será una oportunidad para fortalecer la vida espiritual, fomentar la unidad familiar y comunitaria, y renovar el compromiso con el trabajo solidario en favor de los más necesitados.
La Arquidiócesis continuará ofreciendo eventos y recursos para acompañar a los fieles en este año de esperanza, que promete ser un camino de gracia y transformación para la Iglesia y la sociedad regiomontana.