Peregrinación al Tepeyac de la Arquidiócesis de Monterrey
Con fe y devoción fieles, consagrados y sacerdotes han peregrinado a la Basílica de Guadalupe en el Tepeyac, para confortar el corazón, dar gracias y pedir la intercesión de nuestra Madre del Cielo.
Al inicio de la Santa Misa, el Obispo Auxiliar de Monterrey, Monseñor Carlos Santos, dio la bienvenida a todos los peregrinos.
“Ella (la Virgen de Guadalupe) pidió que se le construyera una casita para reconocernos todos como hijos, hijas muy amados de Dios y también, para construir esa misma fraternidad y solidaridad de nuestro pueblo en nuestras naciones. Sean todos bienvenidos”.
En la homilía, el Arzobispo de Monterrey, Monseñor Rogelio Cabrera, pidió a todos unirse en la intención de pedir por las vocaciones sacerdotales.
“Quiero pedirles de favor que de modo especial pidamos por las vocaciones sacerdotales para Monterrey, para México y para el mundo entero”.
Posteriormente, compartió una reflexión en torno a la Encarnación de nuestro Señor.
“La Encarnación es un acto glorioso, Dios ha decidido estar con nosotros a pesar de nosotros, dice el autor de la Carta a los Hebreos que a Él no le da vergüenza ser nuestro hermano y ahí vemos su Gloria, Gloria qué le corresponde como Hijo único del Padre, eso es lo que aquí queremos vivir y eso es el acontecimiento Guadalupano, la Virgen también imitando a su hijo quiso poner su casita en medio de nosotros”.
Posteriormente, Monseñor Cabrera López, compartió la razón de peregrinar al Tepeyac.
“Hemos venido desde Monterrey para presentarle a la Virgen el rostro bello de nuestra Iglesia, somos poco más de 5 millones de católicos en nuestra Arquidiócesis, sé que hay mucha bondad, pero también sentimos el dolor la preocupación, tenemos violencia, criminalidad, muchos hermanos pobres, muchos migrantes que pasan por nuestras ciudades y todo clama amor, misericordia”.
“Agradezcámosle a la Virgen su cariño, su intercesión, sus lágrimas, sus sonrisas, sus bendiciones, porque la Virgen María como Jesús conocieron sonrisas y lágrimas, ella sigue llorando por nosotros, pero también y sobre todo sonríe por nosotros, hemos venido a esta Basílica a mirar su sonrisa, su alegría de vernos y nosotros también de verla a ella”.
Antes de finalizar la celebración, Monseñor Juan Armando Pérez Talamantes, agradeció la presencia de los peregrinos e invitó a dejar todas las intenciones a los pies de nuestra Madre de Guadalupe.
Por intercesión de nuestra Santa Madre María de Guadalupe, ponemos aquí, ante en esta casita sagrada, todas las oraciones que nos han pedido hacer, por nuestras familias y las personas que han hecho también su peregrinación espiritual desde sus hogares.
“Nos vamos con un corazón lleno de gratitud y lleno de esperanza, le pedimos a nuestra Madre por las familias y personas que más sufren, por nuestras comunidades, por las más necesitadas, porque Ella está preocupada por todo y le pedimos que interceda por nosotros ante su hijo Jesús, para que aumente nuestra fe, siga alentando nuestra esperanza y nos haga muy fuertes en su amor, en su caridad”.
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