Este miércoles 26 de julio, en la Fiesta de San Joaquín y Santa Ana fue consagrado Obispo, Mons. Carlos Alberto Santos García.
La celebración se llevó a cabo en la Basílica de Guadalupe de Monterrey, en la colonia Independencia.
Previamente a la solemne celebración, se llevó a cabo el juramento y profesión de fe, de Mons. Carlos Santos en el Santuario de Guadalupe (el templo antiguo).
En la Santa Misa estuvieron presentes el Nuncio Apostólico en México Joseph Spiteri, el Arzobispo de Monterrey, Mons. Rogelio Cabrera López y sus obispos auxiliares, así como un grupo numeroso de obispos de todo el país, sacerdotes de la Arquidiócesis y de otras diócesis, fieles, familiares y amigos.
Al inicio de la solemne Eucaristía, el Arzobispo de Monterrey dirigió un mensaje de bienvenida a todos los presentes, donde agradeció a todos por su cariño y amor a la a iglesia y sus pastores.
“Es una gracia especial, el que juntos podamos vivir esta experiencia ministerial, los siete obispos auxiliares y un servidor, una experiencia fraterna, sobre todo una experiencia en favor de este pueblo que camina en la Arquidiócesis de Monterrey”.
“A todos les agradezco su cariño su presencia, y hoy todos vamos a orar con devoción al Señor para que el ministerio que hoy inicia Carlos, sea acompañado por nuestra Santísima Virgen de Guadalupe, en cuya Basílica celebramos”.
En la homilía, Mons. Rogelio invitó a Monseñor Carlos, a llevar el Pan de la Palabra, de la Eucaristía y que no falte el pan a los pobres.
“El ministerio sacerdotal, el misterio del obispo, es el ministerio del Pan. El Señor nos ha encomendado el Pan, primero el Pan de la Palabra, “no solo de pan vive el hombre, sino de toda Palabra que viene de la boca de Dios”. En la Bula el Santo Padre, te ha encomendado, ser el transmisor de la Palabra de Dios, alimento primordial para un pueblo”.
“Celebrarás como lo has hecho hasta ahora, pero siempre consciente de qué es el pan del cielo es Cristo mismo, presente de modo real en el altar, el gran milagro de su presencia, la razón de ser de nuestro ministerio”.
“También hay un pan que tiene que llegar, el pan destinado a los pobres, debemos de cuidar que nadie vaya a morir de hambre, que no haya una persona en el mundo y desde luego aquí en nuestra ciudad que vaya a morir de hambre por nuestra negligencia, eso es nuestro deber, estar atentos, procurar que el pan de todos los días lleguen a todas las familias”.
El Arzobispo de Monterrey, pidió a Mons. Carlitos ayudar a atender las tareas prioritarias de la Iglesia de Monterrey
“Primero los migrantes, tenemos esta responsabilidad de todos los tiempos, pero ahora de nuevo muy especial por la situación de la humanidad, por las problemáticas que ocurren en las naciones”.
“Carlitos tenemos que estar muy atentos, no solo es asunto de los sacerdotes que atienden los casos de migrantes, es asunto de toda la Iglesia, pero todavía más importante, de nosotros los obispos, cuidar que cada migrante sea tratado con dignidad”
El Arzobispo de Monterrey, reiteró al nuevo Obispo Auxiliar a tener siempre presente la tarea de cuidar a los hermanos más pobres.
“Ya lo he comentado hace un rato, hablando de un pan para los pobres, pero no podemos darnos por supuesto, siempre procuremos tratarlos con dignidad, mirarnos al rostro vivo y darles lo que merecen, lo que ellos necesitan. Que puedan ser educados, que tengan las oportunidades que deben tener todas las personas, que Monterrey, esta iglesia favorezca la movilidad social, de tal manera que todos puedan ser mejores”.
“Pero hay una tercera prioridad, que es el cuidado de Seminario y el cuidado de nuestros hermanos sacerdotes. El Papa te dijo, qué has cumplido con esta tarea, he decidido que por un tiempo prudente Carlitos siga siendo el Rector del Seminario, para no interrumpir este proceso de mejoramiento formativo de nuestro Seminario. Carlos tiene esta tarea, junto con ustedes hermanos presbíteros, de llevar adelante formación, permanente continua, que debemos llevar todos juntos, los obispos con ustedes, ustedes con nosotros, es el desafío que tiene hoy nuestra iglesia, hacer sacerdotes santos, sacerdotes mejores formados, sacerdotes según el corazón de Cristo”.
“Carlos de manera especial nos apoyará en esta tarea importante, prioritaria, también nosotros obispos y sacerdotes necesitamos el pan del cielo, el milagro del pan es también bien para nosotros”.
“Monseñor Carlos quiso que la ordenación episcopal fuera en este día en que celebramos a los santos Joaquín y Ana, los Papás de la Virgen María. Estamos en la casa de los abuelitos de Jesús. El Papa, apenas el domingo nos pidió llevar adelante la Jornada de los abuelitos, de los hermanos mayores. También, el Papa le pidió a los jóvenes que iban a ir a Portugal, antes de irse a la Jornada Mundial, pasaron a despedirse de sus abuelitos. Es también una tarea muy importante que tenemos, siempre favorecer en nuestra iglesia diocesana la pastoral de los hermanos mayores, gracias a ustedes los sacerdotes, ya en sus parroquias, estamos tratando de vivir con intensidad este amor intergeneracional y pues papás de la Virgen María, los abuelitos de Jesús, te regalen también a ti este don”.
“Desde esta Basílica, quiero también manifestar aquí delante del Nuncio, nuestro agradecimiento al Papa Francisco, por velar por esta Iglesia de Monterrey. Gracias por tener la oportunidad de qué siete obispos auxiliares compartan con un servidor esta responsabilidad”.
Dentro de la celebración se realizaron los ritos propios de la consagración: la intercesión de la Virgen María y de los Santos y Ángeles antes de proceder a la Consagración por medio de las letanías de los Santos, la imposición de las manos y oración Consagratoria.
Monseñor Carlos recibió además la Unción de la cabeza y entrega del libro de los Evangelios y de las insignias del obispo: mitra, anillo, báculo.
Antes de finalizar la celebración Monseñor Carlos Santos dirigió sus primeras palabras como obispo recién consagrado donde compartió una reflexión sobre el Evangelio y su sentir por este nuevo llamado.