Preside Arzobispo Misa Exequial del Padre Juan Antonio Rivera Zamora
Monterrey, N.L. (www.pastoralsiglo21.org) 24 de mayo 2017. El pasado lunes 22 de mayo, familiares, amigos y fieles de la comunidad de Santa Teresita de Niño Jesús acudieron a la Misa Exequial del Padre Juan Antonio Rivera Zamora quien falleció a causa de un infarto instantes después de cruzar la meta en la carrera del Diezmo.
La Santa Misa fue presidida por el Arzobispo de Monterrey quien agradeció a los familiares y fieles su apoyo en este difícil suceso.
“Hermanas y hermanos, estoy muy agradecido con ustedes los fieles de esta comunidad que manifiestan cariño y solidaridad participando en esta Eucaristía. También agradezco la presencia de los presbíteros que de modo fraterno comparten con nosotros esta despedida, y a mis hermanos obispos que estén con nosotros”.
Mons. Rogelio hizo recuerdo del gran testimonio del Padre Toño: “Los fieles, sus amigos, son testigos de las cualidades que Dios le regaló como persona y como sacerdote, siempre disponible para servir, siempre poniendo en lo alto las cosas de Dios, como han sido testigos todos de que él invitaba a que después de la lectura del Evangelio se diera un aplauso y se cantara el gozo de oír la Palabra del Señor”.
“El Señor le concedió estas virtudes y también gran obediencia pastoral y misionera, siempre disponible a servir a la Iglesia, a servir el Evangelio en cualquier lugar, siete años de su vida los pasó en Cuba y el resto de sus años entre nosotros en la Arquidiócesis de Monterrey”, añadió.
“Esto habla muy bien de su respuesta a la vocación que Dios le regaló; cuando vine aquí a esta parroquia a acompañarlo en una celebración Eucarística me fui satisfecho de ver el eco espiritual que hay en esta comunidad”.
El Arzobispo, invitó a todos los presentes a seguir pidiendo por el Padre Toño: “No dejen de pedir por el Padre Toño, todos somos pecadores, él también compartió con nosotros la limitación, nosotros pedimos para que Dios perdone sus pecados y que lo reciba gozoso en el cielo”.
Finalmente, el Arzobispo señaló: “Vean que la vida pasa rápido, que está la sorpresa de la muerte, pero que al mismo tiempo esta historia que nos regala el Señor tiene que ser vivida en plenitud, no hay tiempo para odiar solo para amar, para agradecerle a Dios, para alabar a Dios. Que nada ni nadie nos quite el amor de Dios en nuestro corazón.”
Por. Juan Pablo Vázquez Rodríguez