Visita parroquial San Juan de los Lagos en Monterrey – 14 de mayo de 2017
Niñas y niños que hoy comparten con nosotros esta santa Misa. Quiero que vean esos letreros que nos han hecho favor de poner para que nos fijemos en los pensamientos más importantes. En el Evangelio escuchamos “Yo soy el camino, la verdad y la vida”, y está otro pensamiento del salmo “el Señor cuida de quienes le temen, Aleluya”. Esos son los dos pensamientos más bellos de este domingo. Hoy quise venir a celebrar con ustedes en este quinto domingo de Pascua.
Hoy, la enseñanza es muy bonita y voy a ponerles un ejemplo: si ustedes van a la terminal de autobuses porque van a hacer un viaje, lo primero que les pregunta el que vende los boletos es “¿a dónde vas?”, la segunda “¿cómo se llama usted?”, y así nos entregan el boleto con nuestro nombre y nuestro destino. ¿Que les parecería si alguien llega a la taquilla y le preguntan “a dónde va” y le contesta “no se”? queda destanteado el que vende el boleto. ¿Cómo se le ocurre querer viajar y no sabe a dónde?, y si le pregunta el nombre y tampoco lo sabe pues peor queda la cuestión. En un viaje necesitamos saber a dónde vamos y también alguien nos preguntará en el camino “¿quién eres, cómo te llamas?”, fue lo que hoy Jesús habló con sus discípulos, Jesús estaba por irse, y les dice “ya me voy”, no pierdan la tranquilidad; pero Tomás le pregunta “¿cómo vamos a saber el camino si no nos dices a dónde vamos?” Jesús le contesta “Yo soy el camino, la verdad y la vida”; “¿cómo es que nos dices que eres el camino y no nos dices a dónde vas?”, después el otro apóstol, Felipe, le dice prácticamente “¿quién eres tú, tú dices que te pareces a alguien, a tu Padre, quién eres tú?” Jesús le contesta “el que me ve a mí está viendo al Padre”.
Qué importante es lo que hoy nos enseña Jesús. Hasta parece algo increíble, pero hoy muchos de nosotros no tenemos objetivos en la vida: ¿a dónde vas, cuál es el sentido de tu vida; qué quieres hacer, hacia dónde te encaminas, y cuál es tu vocación? Muchas veces no tenemos una respuesta o no la hemos pensado. ¿A dónde vas? hay muchas preguntas que tenemos que responder en la vida porque siempre hay un “para qué”, si yo te pregunto “¿qué haces?” y me dices “estudio”, y “¿qué harás después de estudiar?”, contestas “trabajar, y luego probablemente me casaré y tendré hijos”, y hasta ahí llega. Pero hay más preguntas.
Hoy Jesús les decía a sus discípulos “tranquilos, no pierdan la paz, en el cielo hay lugar para ustedes”. En forma explicativa decía “en la casa de mi Padre hay lugar para todos”, pero nadie se pregunta acerca de eso. Qué importante es llegar a la última pregunta y Jesús responde a esa última pregunta, la más difícil, la que nadie quiere pensar, de la que nadie quiere saber, pero Jesús que nos quiere mucho siempre nos recordará que la vida tiene un final, que nadie sabe ni cuándo ni cómo, y Él te dice “mantén la paz, en la casa de mi Padre hay mucho lugar… yo soy el camino, la verdad y la vida”, yo sé a dónde hay que ir y como hay que ir.
Quiero invitarles a tomar en serio esto que oímos hoy en la Palabra de Dios, primero ustedes los adultos, pídanle a Dios la fe y la paz para afrontar el futuro que Dios es el único que lo sabe, pero también trabajen con sus hijos en hacerles pensar en el cielo, no todo está aquí, la vida no tiene sentido sólo por las cosas de la tierra, hay que pedir la fe a Jesús Nuestro Señor, Él dice confíen en mí, crean en mi. Hay que creerle al Señor, Él es el camino, la verdad y la vida, no solamente los más grandes de edad, los que ya escuchamos ruido en la azotea, todos, pues es el destino común, nadie se quedará en la tierra para siempre, pero el Señor nos dice “no pierdas la paz”, yo tengo un lugar para ti y ya sabes lo que hay que hacer: confiar en Dios, seguirlo, cumplir la ley que Él nos ha dado. Todos vamos a portarnos bien para que conservemos en el corazón la fe y la certeza.
Ayer celebramos los cien años de las apariciones de Nuestra Señora de Fátima a tres niños, y ¿qué les dijo a los niños? “pídanle a Dios para que cese la guerra, recen el rosario y pidan por la paz del mundo; pídanle para que todos se conviertan, para que todos puedan mirar y contemplar el amor de Dios”, hay lugar para todos, que nadie se sienta excluido, pero hay que mirarlo a Él, hay que amarlo a Él, hay que esperar en Él. Que Dios los bendiga y que sigan teniendo buen ánimo y sean luchadores en la vida, hay que ganar el pan con el sudor de la frente pero no dejen de mirar el cielo, porque el Señor en cualquier momento los puede llamar.