El Cardenal José Tolentino de Mendonça, prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación de la Santa Sede, concluyó su visita a México con una solemne Misa en la Catedral Metropolitana de Monterrey con un mensaje para “aprender a ser feliz sin desprenderse de Dios”.
Durante su homilía, el Cardenal Mendonça subrayó que la vida con Dios no tiene por qué ser aburrida, sino un proyecto de felicidad y equilibrio.
En ese sentido, resaltó que el cristianismo no se basa en una serie de prohibiciones, sino en una invitación a disfrutar la vida sin olvidar a Dios.
“Una vida feliz no implica excluir a Dios, al contrario, en su presencia hallamos verdadero gozo”, expresó.
Citando una frase de la canción “El privilegio de Amar” del compositor, productor y arreglista regiomontano, Jorge Avendaño, el prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación, pidió alejarse de la tristeza inútil y centrarse en la gratitud, siendo conscientes de que incluso en lo ordinario se puede encontrar la presencia divina.
“Di lo que sientas, haz lo que piensas, da lo que tengas, no te arrepientas, y si no llega lo que esperabas, no te conformes, jamás te detengas, pero sobre todas las cosas, Nunca te olvides de Dios”, dijo.
En la misma retórica señaló que las palabras de fe son como bálsamo que se derrama en los corazones, como lo describe el poeta mexicano Amado Nervo en “Paz”: “Amé, fui amado, el sol acarició mi faz. ¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!”
“El cristianismo no consiste en una serie de prohibiciones, sino en un proyecto de vida que nos hace ser equilibrados y felices porque Dios está en nosotros”, afirmó el purpurado.
Sin embargo, advirtió sobre los peligros de caer en el libertinaje y la corrupción cuando se excluye a Dios de la vida, por ello la importancia del equilibrio entre disfrutar de las cosas buenas de la vida y mantener una conexión espiritual es clave para no perderse en los excesos.
Uno de los puntos centrales de su mensaje fue el llamado a la gratitud, a valorar las pequeñas cosas de la vida y a ser generosos con los demás.
Finalmente, el Cardenal de Mendonça agradeció la calidez de la gente y la apertura a la amistad fraterna que encontró en México, donde dijo hay una sociedad basada en la fe y el amor por los demás.