“Gracias a ti, nuestra capacidad de silencio y de adoración se convertirá en capacidad de AMAR y de SERVIR”. San Juan Pablo II
Monterrey N.L.- Durante el concierto Cielo Abierto se vivió una de las adoraciones más grandes y especiales, dentro del Auditorio CitiBanamex. Organizado por Pastoral Juvenil, dependencia de la Arquidiocesis de Monterrey. Quienes, con su apoyo hicieron posible un espectáculo lleno de luces, con tecnología de última generación donde amenizaron los cantantes- adoradores: Celines Diaz, Lizzette Sanchez, Beto CÝado, Luis Alfredo Díaz y el grupo Emmanuel.
Alrededor de 8 mil personas se dieron cita este fin de semana para vivir un encuentro personal, lleno de amor y alabanzas con Jesús Eucaristía.
Mons. Rogelio Cabrera López, Arzobispo de Monterrey, bendijo a los asistentes minutos antes de iniciar el concierto de adoración, invitándonos a orar y a rezar por todos los que conformamos la Iglesia católica.
“No es una asamblea de espectadores, sino una asamblea de adoradores del Señor, aquí tendremos la presencia incomparable, el milagro más grande de la humanidad, la presencia de Cristo en la hostia consagrada. Para llegar a experimentar su presencia, para sentir su cercanía, para poder ir más allá de lo que vemos, se necesita pedir la fe”.
“Dios actuara en ustedes, Dios renovara los mejores sentimientos en cada uno de ustedes, oramos por nuestras necesidades pero también, esta asamblea va a rezar por el mundo, por nuestra ciudad y por nuestra Iglesia de Monterrey. Anhelamos paz y tranquilidad, que reine siempre el amor de Dios, pero tenemos que creer en el poder de la oración, porque quien cree en el poder de la oración cree en el poder de Dios”.
“Disfruten este encuentro con el Señor y no dejen de pedir por Monterrey, por toda la Iglesia católica, por la Arquidiócesis de Monterrey y por cada uno de los hijos de Dios. Pidan por todos los que pertenecemos a la iglesia católica, para que demos señales de la presencia de Dios. Y no dejen de pedir por un servidor”.
Se tenía estipulado concluir el cierre del concierto a las 7 de la noche, pero los cantantes- adoradores no dejaron de alabar, aun después de la hora establecida. Animando a la multitud a no solamente a cantar, sino a adorar a Jesús con entusiasmo y corazón.