Por Juan Pablo Vázquez Rodríguez
25 Aniversario de CADHAC
Monterrey, N.L. (www.pastoralsiglo21.org) .- 23 de abril 2018. Como parte de los eventos realizados para la celebración del 25 aniversario de CADHAC (Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos), se realizó una Misa en la Catedral Metropolitana, presidida por el Arzobispo de Monterrey, Mons. Rogelio Cabrera López, concelebrando el Obispo de Saltillo, Mons. Raúl Vera y sacerdotes que apoyan esta causa.
En la celebración se pidió de manera especial por las personas desaparecidas y sus familias, las persona privadas de la libertad, las personas víctimas de tortura y ejecución, así como por las mujeres víctimas de la violencia.
Durante la homilía de la celebración eucarística, el Arzobispo dirigió su mensaje hacia la figura propuesta por el Evangelio, del Buen Pastor.
“A todos nos une la misma preocupación, el mismo deseo, el mismo sueño, queremos identificarnos con Jesús, queremos ser con Cristo el Buen Pastor, queremos aprender a dar la vida”.
Además, Mons. Rogelio durante su homilía, hizo eco del mensaje del Santo Padre: “En este domingo día también de las vocaciones, el Papa Francisco sintetizó en tres verbos lo que Jesús y sus seguidores hacen por el bien de la comunidad, escuchar, discernir y vivir, son las tres tareas de todos los que nos decimos discípulos del Buen Pastor y así aprendemos a dar la vida”.
Mons. Rogelio felicito a todos los que trabajan en esta importante misión.
“Quiero felicitar a todos los que integran CADHAC, a la hermana Consuelo que ha estada siempre como el alma de esta propuesta social, quiero animarlos a seguir adelante, la lucha por los derechos humanos nunca terminar y nunca terminara, porque donde hay pecado, hay muerte, hay abuso, hay destrucción, pero nosotros queremos seguir a Cristo el Buen Pastor, por eso toda la lucha por los derechos humanos es verdaderamentepastoral, porque nos identifica a ustedes a nosotros como Cristo el Buen Pastor”.
“Los derechos humanos serían parte del respeto cotidiano si viéramos en cada persona un hijo de Dios, alguien a quien debo respetar, reconocer, estimar, valorar”, añadió.
Finalmente, apuntó: “Vamos a rezar mucho y trabajar mucho para que nadie se desanime en esta tarea tan importante, para que todo ser humano sea reconocido en su dignidad y también se le alcance a mirar como hijo de Dios, escuchar, discernir y vivir”.