Fiesta patronal Parroquia Santa Rosa de Lima, Monterrey / 30 de agosto del 2017
Estimadas hermanas y hermanos: en este día de fiesta parroquial tenemos la oportunidad de comprender el camino de santidad. Gracias a muchas hermanas y hermanos que han recorrido la historia en la Iglesia podemos comprender los caminos del Evangelio. Cuántos mártires y santos que nos motivan a seguir a Jesús.
Hoy celebramos a una de las santas más importantes para América latina: Santa Rosa de Lima, patrona de América. Cuando recorremos su biografía descubrimos cosas interesantes. La primera es lo importante que es una toma de decisión. Cuando alguien quiere algo debe luchar a toda costa para alcanzarlo, hacerlo siempre con caridad e inteligencia. Santa Rosa toma una decisión: pertenecerle únicamente a Cristo, ser la esposa de Jesús.
Para eso tiene que renunciar a muchas cosas y tiene que defender esta decisión. La primera es cómo no contradecir el afecto de sus padres. Seguramente los papás tenían muchos proyectos para su hija, además de ser de una familia que vivía en comodidad y, además, ella gozaba de belleza impresionante. Veían para ella un futuro según el mundo, pero ella lucha por la decisión que ha tomado y logra convencer a sus papás de que le permitan vivir en casa plenamente consagrada al Señor. Es muy importante mirar cómo a la santidad se llega a través de decisiones firmes y constantes.
Santa Rosa de Lima logró aquello que soñaba y logró integrarlo al afecto de sus papás. Muchos papás proyectan en sus hijos aquello que quieren eran para ellos. Respetar su vocación no es siempre fácil para los papás. Pero cuando hay una mujer como Rosa y lo quiere con inteligencia, con amor, puede lograrlo. Ella vivió así su vocación, sin contrariarse con la voluntad de sus papás.
La Palabra de Dios ilustra este camino de santidad de Santa Rosa de Lima con dos bellas comparaciones: la del matrimonio (cfr. 2 Cor 10,17-11,2) y la del comerciante, el hombre de negocios (cfr. Mt 13, 44-46). Dos comparaciones que ilustran el camino de la santidad. Dice el apóstol San Pablo, hablando a la comunidad, “los he presentado ante Dios como una virgen pura” (cfr. (2 Cor 11, 2). El amor de Cristo a su Iglesia es como el amor de los esposos. Si queremos entender qué es la Iglesia debemos compararla con la esposa de Cristo, y si queremos entender el matrimonio humano tenemos que recurrir al amor de Cristo a su Iglesia. El apóstol san Pablo en la epístola a los Efesios lo explica cuando habla de este gran misterio del amor que Cristo tiene a la Iglesia (cfr. Ef 5, 25ss).
El amor que tiene es un amor esponsal. Ella tiene la convicción de que su amor es como el amor de una esposa que ama a Jesús. Que todo lo que hace, todo lo que vive, sus pensamientos y sentimientos están encaminados a su esposo Jesucristo. Así entendió ella su camino de santidad como el camino de un matrimonio espiritual.
El Evangelio nos propone la comparación de un comerciante: El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas; y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró (Mt 13, 45-46). Cuando alguien se encuentra con Jesús tiene la experiencia de haber hecho el mejor negocio de su vida. Cuando alguien entiende que Cristo es el tesoro y la perla escondida, arriesga toda su vida, lo que tiene, lo que ama.
Santa Rosa de Lima renuncia a su herencia, a una vida bastante cómoda, y le pide a su padre que, en vez de que le dé dinero, le construya un hospital para cuidar a los enfermos. En el encuentro con los enfermos reconoce a Cristo. Para ella llevar una palabra, una curación a un enfermo se convierte en un encuentro místico con Cristo. Ella relata que, en una ocasión, no soportaba ver una herida tan infectada. Decide darle un beso en la herida del enfermo y miró en el enfermo a Jesús.
Cuando la caridad se hace sincera, no solamente es un acto de bondad, sino es un verdadero encuentro místico con el Señor. Por eso Santa Rosa de Lima es un ejemplo para nosotros. Cuando algo se quiere, cuando algo se busca, cuando hay una decisión firme, nada lo puede evitar, todo se arriesga, todo se entrega porque está la certeza de la eternidad y la certeza del cielo. ¿Por qué aquél comerciante lo arriesga todo? Porque sabe que va a tener éxito al comprar esa perla.
Así son las personas de fe. Lo arriesgan todo porque saben que hay un tesoro en el cielo. Por eso toda su vida, aunque según el mundo sea una pérdida, para Dios y para ella es una ganancia. Cuántas amigas de Rosa han de haber dicho, “¡que tonta! ¿Por qué su vida la reduce a vivir en penitencia y en la entrega generosa a los enfermos?” Solo el que tiene claro en su corazón el amor a Cristo no escuchó palabras que la desalentaran.
Agradezcamos a Dios tan buen ejemplo heróico de austeridad y de vida entregada al Señor. Santa Rosa de Lima es un modelo de toda mujer que ama y es modelo de todo cristiano que cree en el Señor. Que ella interceda por nosotros y nos ayude a tener un profundo amor a Cristo. ¡Felicidades a toda la comunidad por tener una gran santa como patrona!