“Las palabras de los abuelos tienen algo especial para los jóvenes. Y ellos lo saben. Las palabras que mi abuela me entregó por escrito el día de mi ordenación sacerdotal aún las llevo conmigo, siempre en el breviario, y las leo a menudo y me hace bien”. Papa Francisco
Todos los meses del año, pero en especial este mes de agosto tenemos la oportunidad de estar más cerca de nuestros queridos abuelos y compartir un poco de nuestro tiempo, con quienes nos enseñaron a amar a Dios en nuestra infancia y nos enseñaron a vivir las tradiciones y valores cristianos, nos fortalecen con sus historias y sabiduría a pesar de los golpes que les ha dado la vida en los momentos difíciles y aun así nos alientan a salir a delante. Ahora son ellos quienes necesitan de las palabras y compañía de sus nietos.
¿Qué debemos aprender de los abuelos?
San Joaquín y Santa Ana, padres de la Virgen María y abuelos de Jesús. Quienes guiaron el camino de la fe en María y el amor a Dios, preparándola para su misión con profunda fe y confianza en Dios.
A través de San Joaquín y Santa Ana, Benedicto XVI resaltó en el 2009 la importancia de la educación que los abuelos, ofrecen en la familia “son depositarios y con frecuencia testimonio de los valores fundamentales de la vida”.
Nuestros abuelos fueron educados en otros tiempos, crecieron con valores y una forma de ver la vida de otra manera. Los cuales son capaces de transmitir a los nietos y llevar una enseñanza de vida más armoniosa en la familia y en la sociedad.
Los abuelos tienen una sabiduría que el tiempo les ha otorgado. A pesar de su edad adulta, un abuelo estará para escucharte y aconsejarte con sabiduría, amor y paciencia, cuando más lo necesites. Ellos siempre tienen algo que decir y su felicidad es que alguien los escuche.
Vive cada día con ellos, como si fuera el último día en la tierra, aprovecha este tiempo que Dios te ha concedido junto a ellos. Veras que encontraras un ser incondicional.
Tal vez tu abuelo no se encuentra físicamente contigo pero por fe sabemos que el Señor restituirá y nosotros nos encontraremos junto a ellos en la vida eterna. Sabiendo que el Señor ha vencido a la muerte y la esperanza nos asegura que están en buenas manos de Dios.
¿Cual de estas enseñanzas has vivido con tu abuelo?
Si aun no cumples con ninguno de estos puntos, te invito a que reflexiones y aproveches todo el tiempo perdido con tus queridos abuelos. Y si ya no se encuentran contigo físicamente, te invito a que ores por ellos y recuerdes con mucha alegría y amor, esos bellos momentos que algún día compartieron.
A ti, Padre de familia, no olvides inculcar a tus hijos a vivir más de lo que tu viviste con tus abuelos, crea fuertes lazos de amor entre tus hijos y tus padres.