Este domingo 29 de septiembre, día en que la Iglesia Católica a nivel mundial celebra la jornada del migrante, el Arzobispo de Monterrey, expresó el compromiso y responsabilidad de todo cristiano, “ante este desafiante fenómeno que ocurre en todas partes y de modo especial en nuestro país”.
“Les invito a todos los ciudadanos a que veamos a los migrantes como hermanos, como amigos y desde luego que nuestras casas del migrante sean para ellos un oasis de bienestar”.
“Nunca haremos lo suficiente para atender este hecho y es importante que nosotros como creyentes, aprendamos a mirar en cada migrante el rostro de Cristo, no podemos ser indiferentes a esta realidad tan dolorosa, que afecta a niñas y niños, mujeres y hombres que recorren el mundo y que pasan muchos por aquí, por nuestro país”, añadió.
“Que nuestra Arquidiócesis, como México, sepa ser hospitalaria frente a esta realidad, veámoslos con cariño, con respeto y desde luego con mucha caridad”.
Monseñor Cabrera López, agradeció a los sacerdotes que colaboran en esta misión a favor de las personas migrantes.
“Agradezco de modo muy especial a los sacerdotes de nuestra arquidiócesis que, se dedican prácticamente a tiempo completo para atender a los migrantes, agradezco a Monseñor Luis Eduardo Villarreal, al padre Luis Eduardo Zavala, al padre Marcos Montealvo, por este trabajo que están haciendo en favor de los migrantes y vuelvo a agradecer al padre Felipe Sánchez, todo lo que hizo en casa INDI, para atender no solamente a los indigentes de la ciudad, sino a muchas personas que han pasado por esta casa INDI”.
Finalmente, señaló: “Que Dios bendiga la bondad de la comunidad y no olvidemos el que mira con bondad a un migrante, a una migrante mira a Jesús”.
Monseñor López, invito a toda la comunidad católica, a orar por las personas migrantes, con la oración compartida por el Papa Francisco para esta Jornada.
Oración
Dios, Padre todopoderoso,
somos tu Iglesia peregrina
que camina hacia el Reino de los Cielos.
Cada uno de nosotros habita en su propia patria,
pero como si fuéramos extranjeros.
Toda región extranjera es nuestra patria,
sin embargo, toda patria es para nosotros tierra extranjera.
Vivimos aquí en la tierra,
pero tenemos nuestra ciudadanía en el cielo.
No permitas que nos constituyamos en amos
de la porción del mundo
que nos has dado como hogar temporal.
Ayúdanos a no dejar nunca de caminar
junto con nuestros hermanos y hermanas migrantes
hacia la morada eterna que tú nos has preparado.
Abre nuestros ojos y nuestro corazón
para que cada encuentro con los necesitados
se convierta también en un encuentro con Jesús,
Hijo tuyo y Señor nuestro.
Amén.