Por Juan Pablo Vázquez Rodríguez
Monterrey, N.L. (www.pastoralsiglo21.org).- 18 de octubre 2020
Dos iglesias de Santiago de Chile fueron quemadas este 18 de octubre tras la multitudinaria manifestación que congregó a decenas de miles de personas para conmemorar el primer aniversario de ola de protestas, las más graves desde el fin de la dictadura militar (1973-1990).
El primer santuario quemado fue la iglesia San Francisco de Borja, y horas más tarde fue la iglesia de la Asunción, una de las más antiguas de la capital, con más de un siglo y medio de antigüedad.
Estos incendios, acompañados de saqueos y ataques contra algunas comisarías, que se extendieron a otras ciudades como Antofagasta, Concepción, Valparaíso y Viña del Mar empañaron una jornada en la que decenas de miles de personas salieron a la calle para conmemorar el primer aniversario de la ola de protestas, las más graves desde el final de la dictadura de Augusto Pinochet.
El 18 de octubre del año pasado estallaron en Chile las revueltas con una treintena de muertos y miles de heridos y que habían entrado en punto muerto por las restricciones de la pandemia de COVID-19.
En un comunicado, el Presidente y el Secretario General de la Conferencia Episcopal de Chile expresan especial cercanía a quienes han sido víctimas de hechos de violencia y aseguran que la inmensa mayoría de país anhela justicia y medidas eficaces que contribuyan a superar las brechas de desigualdad.
Ante estos hechos, afirman que “estos grupos violentistas contrastan con muchos otros que se han manifestado pacíficamente” y que no reflejan el deseo de la mayor parte de la población chilena.
Al respecto la Conferencia del Episcopado Mexicano señaló en su cuente de Twitter:
“Lamentamos profundamente los hechos ocurridos en Chile . Los templos son signos de la identidad de un pueblo, su destrucción significa una pérdida que lastima y hiere a la comunidad”.
Acompañamos en estos momentos de dolor y preocupación a la comunidad de La Asunción en Santiago #Chile.