En una ceremonia presidida por el Arzobispo de Monterrey, Monseñor Rogelio Cabrera López, Arturo López Licona fue ordenado sacerdote. La celebración eucarística se llevó a cabo en la parroquia San José del Barrial y contó con la presencia de fieles, sacerdotes y obispos, así como miembros de la comunidad religiosa y familiares del nuevo presbítero.
Monseñor Cabrera destacó la importancia del servicio dentro del ministerio sacerdotal, subrayando que ser siervo de Cristo es una vocación que exige humildad, entrega y perseverancia. “El servicio no es sometimiento, sino ofrenda del propio querer al querer de Dios”, expresó durante su homilía.
En su mensaje, el Arzobispo también resaltó que Arturo López Licona es la primera ordenación dentro de esta comunidad de Siervos de Nuestro Señor Jesucristo, lo que representa un momento significativo tanto para el nuevo sacerdote como para la Iglesia de Monterrey. Asimismo, hizo un llamado a la comunidad eclesial a acompañar este carisma con oración y apoyo constante.
La celebración contó con la presencia de obispos invitados, entre ellos Monseñor José “Pepe” y Monseñor Beto, así como religiosos y laicos de diversas partes del país e incluso del extranjero. En un ambiente de alegría y solemnidad, la comunidad manifestó su entusiasmo y compromiso con la vocación sacerdotal del nuevo presbítero.
El Arzobispo hizo un llamado a Arturo a estar atento a las pruebas y enfrentarlas con humildad:
“El Señor te regala una comunidad de hermanos, te regala una comunidad que es la Iglesia, para pasar la prueba de la soberbia, la tentación de humillar a otros y siempre la prueba de ser sencillos y humildes”.
“Todos somos probados todos los días. Todos los días tenemos que empequeñecernos. No falta quien nos hace un halago y corremos el peligro de inflarnos. De niño vi la película de Fray Escoba, de San Martín de Porres, y nunca olvido aquella escena que me impactó: cuando un hermano religioso empieza a alabarlo, empieza a decir cosas buenas de él, y en la escena ese fraile se convierte en demonio. Como el Señor también le dijo a Pedro: “Retírate, Satanás”, compartió.
“Es una lucha cotidiana. Agradecemos siempre el cariño, agradecemos el juicio favorable y agradable de los demás. Yo tengo siempre un propósito: cuando digan algo bueno de ti, considéralo una tarea, no como algo adquirido, sino como algo que tienes que hacer. Si te dicen: <Qué amable eres”> te están diciendo: <Sé amable>”.
Monseñor Cabrera también dirigió un mensaje de gratitud y encomienda al padre Salvador, quien ha sido delegado para el acompañamiento y formación de esta naciente comunidad religiosa. Reafirmó que la Iglesia estará atenta a su crecimiento y fortalecimiento, ofreciendo guía y respaldo pastoral:“Le pido aquí al padre Salvador que esté siempre muy atento a este carisma que hemos puesto en sus manos, que lo cuide con esmero, con mucha responsabilidad, con mucho cariño”.
Finalmente, el Arzobispo llamó a los fieles a orar por la Iglesia y sus ministros, recordando que el camino del sacerdocio no está exento de desafíos, pero que la oración y la comunidad son pilares fundamentales en la vida de todo servidor de Cristo.
La ordenación de Arturo López Licona marca un hito en la comunidad de los Siervos de Nuestro Señor Jesucristo y representa un testimonio de fe y entrega al servicio de Dios y de su pueblo. Con esta celebración, la Iglesia de Monterrey reafirma su compromiso con la formación de nuevos pastores que respondan al llamado del Señor con amor y humildad.
El padre Arturo continuará con sus formaciones sacerdotal, realizándonoslos estudios en Derecho Canónico en la Universidad Pontificia de México