Monterrey, N. L. (www.pastoralsiglo21.org) 9 de septiembre del 2017.- Con 20 años de experiencia misionera en Medio Oriente, el Pbro. Luis Montes, del Instituto del Verbo Encarnado, tiene la autoridad y el deber de hablar sobre el sufrimiento y martirio de los cristianos en ese lugar, de los que los medios no hablan.
Para darles una voz a ellos, y crear conciencia en Occidente sobre su sufrimiento y la necesidad urgente que tienen de ayuda y oración, ofreció una conferencia en la Parroquia y Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, en Guadalupe, N. L. organizada por la fundación pontificia ACN Ayuda a la Iglesia Necesitada.
El atentado en Barcelona se mencionó en los medios durante diez días, dijo, pero todos los días hay mártires en Nigeria, unos días 15, otros 30.
“Nigeria es el país que más mártires da. La sangre de los cristianos en Siria importa poco, pero la de los nigerianos importa menos”, expresó con tristeza.
Los asistentes escucharon las crueldades a las que son sometidos los cristianos en esos lugares en donde por su fe son masacrados. Explicó que de sus casas no quedan más que escombros y que todos se han ido.
“Ellos odian todo lo que nosotros amamos”, dijo, y con estas palabras sintetiza la complejidad de la guerra.
Señaló a los gobernantes de algunas naciones que ayudan económicamente al Estado Islámico y a que estos grupos son fieles al Corán, en donde dice –palabra por palabra- que los infieles deben ser eliminados. “Son esclavos infelices del diablo”, dijo.
El padre Luis vive en Iraq, por eso se centró más en su experiencia en ese país, y mostró fotografías de las ruinas en las que quedaron las casas y las iglesias. En una de ellas, aparece con las tapas de un misal quemado en sus manos. Él las ha enmarcado y atesora, pues son una reliquia de los mártires que dieron su vida en ese lugar y en ese momento.
Los grupos que atacan a los cristianos odian la cruz, dijo, por eso destruyen todo lo que se relaciona con ella. En una ocasión, después de destruir una iglesia, y ver que quedaba una cruz resacada en un muro, echaron abajo toda la pared. Nada cristiano se permite. Se mata. Se destruye. Se hace sufrir.
Pero luego surgen lo que los misioneros llaman milagros de guerra, como casos en los que inexplicablemente algunos cristianos sobreviven a situaciones imposibles, o una niña de nombre Cristina que sabe que morirá y le dice a su madre que sobrevive: “no tengas miedo”.
Otro milagro es el caso de una bebé que le arrebataron a su madre, pero que fue recuperada dos años después porque alguien bueno la compró y la protegió para después regresarla a su madre. Otro milagro más es el perdón que otorgan a los enemigos, por haber sido ellos quienes enviaron al cielo a sus familiares. Ahora tienen esposo, esposa, padres o hijos santos.
“Ningún cristiano se convierte al Islam cuando los amenazan de muerte si no se convierten, les dicen ‘Islam o muerte’, y ellos prefieren morir. Todos son mártires”, dijo.
La Iglesia quiere que los cristianos que abandonaron Alepo regresen ahora que regresó la paz, finalizó, aunque no tengan casas ni cómo vivir, porque con ellos regresan los valores de fe, de perdón, todo lo que hace falta ahí. Y la Iglesia los ayudará a regresar, a reconstruir sus casas y sus ambientes.
Por Rocío Díaz